Los visitantes de la Exposición Universal de París de 1889 que querían adquirir una fotografía de recuerdo del evento se sorprendieron con una nueva invención: las fotografías panorámicas.

Panorámica de Udine (c.1860). Foto: Francesco Bonaldi

Panorámica de Udine (c.1860).
Foto: Francesco Bonaldi

Efectivamente, ese nuevo formato de 50 centímetros de largo (o incluso 60 cm en algunos casos) por 20 de alto cautivó absolutamente a todos sin excepción. No había visitante que no quisiera llevarse, por ejemplo,  la foto de 140º de la plaza de la Ópera con todas las entradas de las calles que en ella desembocan. Esa foto no se tomó con un objetivo de los de mayor ángulo conocido hasta la fecha ya que éstos no disponían de la suficiente luminosidad. Tampoco fue fruto de la unión de varias imágenes pues se mostraba una continuidad perfecta teniendo en cuenta que la vista se tomó a pleno día cuando el tráfico de personas y vehículos es más intenso. ¿Cómo se hizo la fotografía entonces? Con el cilindrógrafo del Paul Moëssard, Comandante adscrito al Servicio Geográfico del Ejército.

Plaza de la Ópera de París en 1888. Fotografía de Paul Moëssard tomada con su cilindrógrafo

Plaza de la Ópera de París en 1888.
Fotografía de Paul Moëssard tomada con su cilindrógrafo.

Detalle de la foto panorámica de la plaza de la Ópera de París en 1888. Fotografía de Paul Moëssard
Detalle de la foto panorámica de la plaza de la Ópera de París en 1888. Fotografía de Paul Moëssard

Detalles de la foto panorámica de la plaza de la Ópera de París en 1888.
Fotografías de Paul Moëssard

Pero la idea de las imágenes panorámicas precede a la invención de la fotografía. El término Panorama lo utilizó por primera en 1787 el pintor irlandés Robert Barker combinando dos palabras griegas, pan(todo) y horama (vista), para designar un tipo de cuadro consistente en una representación circular que él mismo creaba. Estos cuadros llegaron a tener una longitud de ciento cincuenta metros de largo y cinco de altura consiguiendo con gran éxito que el espectador que se colocaba en su interior tuviese un efecto de 360º.

Pero volvamos al cilindrógrafo. ¿Cómo funcionaba para tomar esas imágenes tan largas y bien definidas? Pues basándose en el principio de que si se proyecta una imagen obtenida con una lente sobre una superficie cilíndrica de manera que aquélla esté situada en el centro exacto de ésta, puede hacerse girar la lente alrededor del eje del cilindro sin que se mueva la imagen del cilindro proyectada.

Fotografía de un cilindrógrafo

Fotografía de un cilindrógrafo. (Vía)

Cámara Horizon fabricada por la empresa soviética KMZ entre 1967 y 1973 es un buen ejemplo de cilindrógrafo moderno.

Cámara Horizon fabricada por la empresa soviética KMZ entre 1967 y 1973 es un buen ejemplo de cilindrógrafo moderno. (Vía)

La cámara ideada Moëssard tiene la forma de un semicilindro: el objetivo, sin aberración esférica y de poco ángulo, se encuentra en la cara plana de la cámara de modo que su centro óptico coincida exactamente con el eje del semicilindro. Unos tornillos de presión permiten ajustarlo con la precisión necesaria. Gracias a una manecilla situada en la parte superior se puede girar el objetivo proyectando sucesivamente la imagen en la pared trasera de la cámara alcanzando un máximo de 170º. Por otra parte, la placa sensible no podía ser de cristal como las cámaras fotográficas convencionales ya que éste se habría de arquear para poderlo colocar en la caja por lo que se utilizó un material flexible como láminas de metal.

Cilindrografo de Moëssard. Fotosdebarcelona.com

Ilustración del cilindrógrafo de Moëssard.

Parte trasera de la cámara fabricada en caucho para poder doblarse y donde se colocaba la placa sensible seca.

Parte trasera de la cámara fabricada en caucho para poder doblarse y donde se colocaba la placa sensible seca.

Una vez instalada la cámara, colocada la plaza, calibrado el objetivo y calculados todos los parámetros sólo quedaba destapar el objetivo y girar la manecilla superior.

Para tomas panorámicas verticales sólo hacía falta colocar horizontalmente el eje del cilindro y proceder de igual forma tal y como se hizo para obtener fotografías de la torre Eiffel desde cerca.

El cilindrógrafo era realmente caro debido a su difícil construcción por lo que nunca fue, ni pretendió serlo, un aparato para aficionados.

París. 1888. Fotografía de 140º tomada por Moëssard con su cilindrógrafo

París. 1888. Fotografía de 140º tomada por Moëssard con su cilindrógrafo

Alrededores de París. 1888. Fotografía de 140º tomada por Moëssard con su cilindrógrafo

Alrededores de París. 1888. Fotografía de 140º tomada por Moëssard con su cilindrógrafo

Entre los inventos más significativos en la historia de la fotografía del siglo XIX, con el objetivo de obtener imágenes panorámicas unificadas y no compuestas en una serie de vistas, se encuentra, sin duda, el Cylindrographe photographique y el Cylindrographe topographique de Paul Moëssard, el Cyclographe de Damoizeau, el Plachette photographique de Chevalier, y también el Photorama de los hermanos Lumière, que incluía doce objetivos rotativos, con el cual se pretendía obtener películas cinematográficas con un efecto panorámico total.

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